Víctor Alvarado Dávila
por Los DefraGmentados
Al infierno iré seguramente por la debilidad de mi espíritu
Soy culpable
El “libre albedrío” reafirmó mi destino
Reconozco que no puedo amar a todo el mundo
Mucho menos a mis enemigos
Mi madre me enseñó que matar es malo
Pero sé de quienes merecen ser muertos
Jamás dejaría entrar a cualquiera a mi casa
dándole mi alimento y lavándole los pies
Y menos si me prole puede peligrar ante el desconocido
Quisiera ser como ustedes cristianos que entran al culto o a la iglesia
Que se confiesan y comen la hostia,
pero soy tan cínicamente mezquino que
no daría nada para el diezmo
Sé que ustedes no dan nunca lo que les sobra,
porque ya se desprendieron de todo para dárselo a los más pobres y desamparados
Yo no doy lo que me sobra, ni mucho menos lo que me falta
¿Cómo puedo amar a los hijos de otros igual que a los míos?
Dichosos ustedes los bienaventurados, los buenos de espíritu, que lograron desprenderse de sus trajes y joyas para dárselos a los mendigos
Que, por amor, hasta lo dejaron todo, vuestras ropas, casas y alimento.
Incluso, hasta sacrificaron a vuestros hermanos, padres e hijos,
porque ahora no aman a nadie más que a otros,
porque ahora vuestros hermanos, padres e hijos están en todas partes
hasta en aquellos que les golpean la otra mejilla, les violan y ultrajan
pero que ustedes, siguen queriendo con amor
¿Cómo puedo hacer para no ser como ustedes cristianos
que han prostituido el amor?
domingo, 6 de junio de 2010
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